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"La noción de cultura y la construcción del 'otro' en el
Noroeste de México".
Dr. Miguel
Olmos Aguilera.
¿Cómo surge la alteridad en la
antropología?
Ahora bien, ya vimos que cada investigación
antropológica trae consigo una visión particular de la explicación cultural.
Esta misma reflexión es útil; servirá para pensar la manera como se han
desarrollo las investigaciones antropológicas en el Noroeste de México.
Durante mucho tiempo los antropólogos hemos concebido que el objeto de
nuestra disciplina privilegia única y exclusivamente las comunidades lejanas,
exóticas, salvajes o no civilizadas.
Sin embargo, en el mapa de la geopolítica
académica en cada sociedad o país más o menos hegemónico, el discurso
disciplinario posee matices particulares. La antropología se caracteriza
desde su institucionalización como el estudio de la "alteridad" u
"otredad", es decir, el conocimiento del "otro". Estas
categorías nos remiten a aquello que tiene carácter distinto, contrapuesto a
lo que identificamos con facilidad. Dichos conceptos, lo mismo que la
cultura, tuvieron también una genealogía particular. La alteridad como
fenómeno es más antiguo que el fenómeno de la cultura, pero como concepto se
carga de sentido en la etapa colonialista y evolucionista del desarrollo de
la humanidad. Esta situación es comprensible debido a que "los
otros", los salvajes, los inferiores o los tradicionales, se integran al
discurso sobre lo humano elaborado en los inicios de la antropología de la
época (siglo XVII y XVIII).
Los descubrimientos del nuevo mundo que se
prolongaron hasta bien avanzado el siglo XVIII, nutrían vertiginosamente la
idea del buen salvaje o del salvaje domesticado.
Cuando un antropólogo observa a una cultura no
propia, echa a andar un mecanismo de interpretación que surge de manera
inmediata, cargada de una concepción de lo cultural cualquiera que ésta sea.
En cada representación que se hace de la cultura de "los otros",
está implicada una noción del concepto de cultura. En la actualidad, casi
todas las culturas del mundo han sido observadas por un antropólogo, y la
concepción de las etnografías están atravesadas por estos principios.
¿Cómo se construye al "otro histórico" en el Noroeste de México?
De la misma manera que el salvaje aparece en el
imaginario europeo nutrido de las crónicas e informes de misión, en la región
del Noroeste del actual territorio mexicano se gesta un proceso similar en
otros niveles. Antes de las incursiones de los misioneros jesuitas y
militares provenientes de Europa, en Meso-América ya se concebía la idea de
que el norte era habitado por gente bárbara, salvaje y con una forma de vida
muy diferente a la gente que ocupaba el altiplano. En las crónicas del padre
Kino, Pérez de Rivas, Cabeza de Vaca, entre muchos otros, se cultivaba ya la
noción de alteridad, como la sorpresa que se establece al confrontar los
hábitos y pensamientos propios frente a los ajenos, más aun cuando se tiene
el prejuicio de los "otros", estos grupos pertenecen a un estatus
inferior de la cadena evolutiva.
Esta preconcepción sobre el salvaje continúa
durante varios siglos antes de que se diversifique la sociedad mestiza del
Noroeste de México. Conforme se van formando grupos sociales, el
reconocimiento y la diferencia entre ellos más se diversifica el sujeto de la
alteridad. Así tenemos que, por ejemplo, en los inicios de la colonización de
lo que hoy llamamos el Noroeste mexicano, "el otro" era
identificado plenamente con el indígena, mientras que, con el mestizaje y la
llegada de familias novohispanas a la colonización del sur de los EU, las
castas se hicieron más marcadas proliferando así las diferencias culturales y
el concepto del "otro"; ya no sólo era "el otro" indígena
o civilizado, sino que cada grupo comenzaba a construir sus referentes
distintos de identidad y alteridad con respectos a grupos ajenos al propio.
¿Cuáles son las fuentes del estudio de la alteridad en el Noroeste?
La mejor manera de construir al
"otro" a partir de nuestra propia subjetividad son los mitos que
contamos sobre su persona genérica. En todas las culturas ocurre la misma
situación, la representación estereotipada que hace un informante o
aventurero sobre una cultura desconocida, dará recurrentemente la pauta para
que se invente la realidad sobre la cultura misma; en general los mitos nos
hablan más de quien los inventa que del sujeto que refieren. En el Noroeste
algunos relatos se han hecho mitos alcanzando así una dimensión histórica que
los inmoviliza en el tiempo.
¿Quién es "el otro " contemporáneo en el Noroeste de México?
"El otro" contemporáneo no es el
mismo que el otro del siglo XVII en el norte de México. Como antes señalé, la
heterogeneidad cultural orillada por la situación económica nacional, en el
caso de los migrantes, además de los grupos indígenas originarios y la
división política nacional nos enfrenta con una gama por demás extensa de la
ubicación de la alteridad. Las variantes indígenas y mestizas, sumadas al
"otro" "no nacional", hace que, por lo menos en las
principales ciudades de frontera, como Tijuana, Mexicali o Ciudad Juárez, se
tenga una visión cambiante de la alteridad que no se observa en otros países.
Sin embargo, esta situación no se puede generalizar en el centro de Sonora,
Chihuahua y Sinaloa. Para la región serrana o aisladas del desierto "el
otro" sigue siendo el indígena, el blanco o el mestizo.
¿Cómo es la cultura del "otro" contemporáneo en el Noroeste de
México?
Como acabamos de señalar anteriormente,
"el otro" se sitúa de acuerdo a la posición que se asuma como
sujeto colectivo. Para el indígena migrante no sólo la frontera con EU, sino
los prósperos campos del yaqui o del mayo, el otro está representado por el
mestizo que lo explota, la cultura a aprender es la de quien paga su mano de
obra. El extraño en el sistema social mexicano es invariablemente el
indígena, que no sólo soporta la exclusión económica, sino el estigma de
traer consigo hábitos y costumbres poco civilizados. La utilización del
concepto de cultura, específico a cada investigador social, determina en
buena medida la visión que el estudioso haga sobre la identidad o alteridad
de cualquier otra cultura.
Conclusión.
La composición étnico-cultural en el Noroeste:
un reto para la antropología contemporánea.
La cultura se presenta como uno de los aspectos
fundamentales del oficio antropológico, aprehendido e incorporado al discurso
científico de cada escuela. Así, las definiciones de la antropología, en
estas sociedades cuyo desarrollo histórico social motivó reflexiones teóricas
específicas, se hicieron cada vez más extensas y complejas, generando las
diferentes corrientes que nutren el paradigma mundial de la ciencia
antropológica. Desde el surgimiento del concepto de cultura, éste ha sido
manejado desde diversas perspectivas más o menos cargado hacia la comprensión
del objeto de su teoría o de su método. Es preciso destacar que cualquier
estudio sobre la cultura en cualquier parte del mundo debe fundamentar qué es
lo que el investigador quiere decir cuando utiliza un concepto tan complejo y
polisémico como este. Los antropólogos lo hemos venido trabajando desde hace
siglo y medio y, actualmente, señalamos también sus limitaciones. En todo
caso el definir el sentido del concepto, articulado a las corrientes
antropológicas, nos otorga el sostén paradigmático de nuestra disciplina. Por
otro lado, el otro punto medular del trabajo antropológico es la etnografía y
la reivindicación del sujeto. Estas descripciones y análisis de las culturas
lejanas a nosotros serán siempre el distintivo del trabajo antropológico, la
distancia, los fenómenos sobre lo interior o lo exterior son los que fundamentan
esta visión sobre "lo otro " que, al final, se revela como uno
mismo.
Concluiré con las palabras de un misionero
jesuita que, en su trabajo de evangelización indígena en el siglo XVII,
advertía los peligros y esfuerzos de llevar a "los otros" la
palabra de Dios.
"Habrás de ir a tierras lejanas, tierras desiertas,
muy ardientes y amargas. No hallarás, en meses o años, alguien que hable tu
idioma. Todo te será hostil, hasta el propio suelo alfombrado de espinas y
alimañas. Día con día procurarás tu alimento como lo hacen las aves o como
las fieras, y habrá veces en que tus labios no conocerán más agua que la del
rocío. Por techo tendrás el cielo. Y en el día quizás no encuentres más
sombra que la de tu propio sayal. Y en medio de tan pavorosa inmensidad,
amarás al pagano que busca tu muerte con dardos silenciosos. Y cuando te
sientas desfallecer, en tu delirio entenderás que Dios te puso ahí para
sembrar en las almas jardines que jamás verás. Aunque no conviertas a infiel
alguno, sino que te ahogues en el mar, o te coman las fieras, habrás hecho tu
oficio, y Dios hará el Suyo. Hermano:¿aún quieres ir a las Californias?
(Anónimo, siglo XVII)
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